martes, 7 de julio de 2015

LA LECCIÓN DE GUITARRA DE BALTHASAR BALTHUS ANÁLISIS PSICOANALÍTICO




Introducción
            Esta obra de Balthus (llamada por otros La lección de piano) creó gran revuelo en su época, el mismo autor refiere haberla hecho a propósito para causar escándalo y perplejidad ante los espectadores, para ganar de esta manera notoriedad en su época. En 1984 la exhibición de esta obra se prohibió en una retrospectiva dedicada a Balthus por el Centre Georges Pompidou y el Museo de Arte Moderno, 50 años después su obra molesta e inquieta por igual. Hasta 1977 no volvió a exhibirse en público, y fue en la residencia neoyorquina de Pierre Matisse, donde el puritanismo anglosajón impidió al crítico, reproducir la ilustración de la obra sobre la que versaba un artículo suyo.

            El mismo Balthus nos dice respecto de su obra lo que sigue:
“Para mí las adolescentes son un símbolo. Sería incapaz de pintar a una mujer. La belleza de la adolescencia es la más interesante. La adolescencia es sinónimo de futuro, la adolescente es el ser antes de transformarse en belleza perfecta. Una mujer ya ha encontrado su lugar en el mundo, una adolescente, aún no. El cuerpo de una mujer ya está hecho, completado. Ya no encierra ningún misterio”.

Pasaremos ahora a analizar esta controversial obra que hasta el día de hoy está proscrita de las exhibiciones del mundo postmoderno, y que encuentra en Suiza en una colección privada. . Lo más sorprendente es que este cuadro está inspirado, en uno de los lienzos  más estrictamente religiosos que pueden contemplarse en el Louvre, La Pietà de Villeneuve-les-Avignons, datado en 1470. Balthus reconocía sin reparos haber pintado La lección de guitarra con objeto de escandalizar y darse a conocer. Recordemos que sólo escandalizando se construyen nuevos símbolos, nuevas formas de pensamiento, del tal manera que el Arte pueda seguir escribiéndose con A Mayúscula.
            Para el estudio de esta obra de arte se tomará en cuenta la teoría de Lacan, siendo nuestros principales temas a tratar el Imaginario, encarnado por la figura misma representada, en este caso dos figuras femeninas, una de ellas de edad madura y la otra una adolescente, que interactúa con la mujer de mayor edad de manera bastante pasiva. Otro de los elementos a tratar dentro de la obra es el nivel simbólico que viene dado por  el ambiente que alrededor de ellas se forma, es decir una pequeña habitación bastante privada, así como otros elementos de mobiliario como un piano, aludiendo al título de la obra, y del mismo modo también aparece una guitarra, que es comparada en cierta manera con la adolescente en su estado de pasividad con respecto  al resto del mobiliario. En lo referente a lo Real, este tema será tratado con respecto a lo perverso, es decir, a la situación que se desprende de las escena erótica que se puede observar claramente en la obra y que no tiene en ningún momento una censura que las impregne de lo que podríamos llamar pecado, sino que mas bien todo el mobiliario y los rostros expresivos de los personajes hacen que la escena se suscite bastante erótica, sensual y perversa en el sentido de que las personas que observan la obra podrían sentir repulsa por la misma, debido a la corta edad del personaje que ocupa una actitud pasiva. Ahora pasaremos a describir las detalladamente los tres aspectos a que hemos hecho referencia en la primera parte de este texto.
            En el capítulo titulado La obra de Arte de Wajcman nos dice acerca del arte lo siguiente: “El arte del siglo XX parece situado en su origen bajo el doble signo del más-objeto del menos-objeto, o del todo-objeto y del ningún-objeto-en-absoluto”. (p. 29). Esto inmediatamente lo remitimos a la obra que se analizará acá en cuanto esta representa al menos-objeto, es decir, que se le relaciona más con el objeto artístico clásico, no así con los ready mades modernos. Sobre la modernidad de estos nos habla ya que representan a la simplicidad, misma que no está aplicada en la obra de Balthus. En cambio líneas más adelante Wajcman nos dice sobre el arte: “El arte se mira. Ahora bien, ¿es su finalidad última el ser mirado? Hacer gozar al ojo y al cuerpo que va con él y alegrar también el alma, desde luego. Sin duda, Pero ¿y si las obras-del-arte que se miran tuvieran también el efecto de hacernos mirar? En ese caso deberíamos tener esta pregunta en la cabeza: por lo que las obras que uno ve (lo que hace gozar el ojo y alegra el alma), por lo que “dan a ver”, ¿qué nos hacen ver? ¿Y si las obras-del-arte fuesen anteojos? Yo las trataba con largavistas. Hacer gozar y hacer ver. Aquí despunta el acto del objeto” (p. 35). A continuación responderemos un poco acerca de cómo Balthus nos acerca a su obra, de manera provocativa, haciéndonos mirar dentro de esta obra tan sensorial, que no se limita en sus expresiones simbólicas.
El gran otro se encuentra en el espectador de esta obra, que se encuentra censurando la escena de manera continua y por lo tanto de la crítica  de la época y de la que actualmente se desarrolla alrededor de esta obra. Sobre el Nombre del Padre, es decir sobre el que da la ley nos dice Ubilluz al respecto:
“La muerte de Dios pone fin a la invocación al Amo y de este modo inaugura la modernidad, época que retira su confianza- su fe- del Dogma o de la palabra del Rey. Su muerte, sin embargo, no conlleva al declive del Nombre-del-Padre: como punto final de  autoridad,  el Nombre-del-Padre seguirá pesando en la estructura psíquica del sujeto, aunque ahora identificado con la razón y la ciencia.” (p. 19)

                               Al respecto podemos decir que el Nombre del Padre en la obra es mas bien recriminadora de lo que en ella se realiza, pero que en la realidad solamente funciona cómo castrador desde el espectador, pero no tiene ninguna injerencia en el desarrollo de la escena que se da en la obra, y que se realiza bastante libre, sobre todo en el desarrollo de la libido, así como en lo que respecta a lo Real, en sus manifestaciones de lo siniestro y lo perverso con especificidad.

                El imaginario según la Teoría de Lacan
Según Lacan, al imaginario se le relaciona con lo que el llamaba del Estadio del Espejo. En él el Imaginario es el registro en que tiene lugar la identificación, por medio de la cual el niño ingresa al mundo de los seres humanos en cuanto a lo que podríamos llamar espacio y movimiento y donde se manifiestan además sus funciones motoras. En ella señala Lacan la importancia del campo visual y de la relación especular que subyace en el hecho de que el niño esté cautivado por la imagen. El niño siente que está imagen suya, es otra persona, se imagina que esta imagen no puede ser dominada por él, se preocupa además porque esta imagen pueda sentir igual que él, es decir, que pueda llorar por ejemplo, de tal manera que se da cuenta de que si esta imagen desea algo, él también querrá ese algo. Como podemos ver la parte del Imaginario que vamos a aplicar a la obra de Balthus se relaciona con la Imagen que este niño ve en su espejo y que se relaciona con él. Muchas veces se aplica el narcisismo se relaciona a esta imagen que el niño está viendo. Lacan desarrollo su tesis combinándola con observaciones procedentes de la psicología infantil y la teoría sociológica, y sostuvo que había una forma similar de captura imaginaria del organismo por una imagen externa. De este modo podemos afirmar que el niño se identifica plenamente con esta imagen que esta fuera d él, y que puede ser una imagen real en el espejo o simplemente la imagen  de otro niño. El completar de esta manera su cuerpo llevará al niño a un mejor dominio sobre su cuerpo. En un artículo de la enciclopedia de 1938, Lacan nos habla de la idea de que el niño pasa de los vaivenes de su conducta, pasando de la un comportamiento tiránico y un seductor, cuando este recién está comprendiendo las ideas que debe tener sobre su cuerpo en la representación de esta imagen. En vez de vincular esto con un conflicto entre dos individuos, el mismo y el espectador, Lacan afirma que esto deriva de un conflicto interno de cada uno, resultante de una identificación con la otra parte. Y no se trata de un momento aislado de la niñez, sino de un principio rector del desarrollo de los seres humanos. Si me identifico con una imagen externa a mí, puedo hacer cosas que antes no podía realizar.
Al comienzo este niño se identifica de manera alienante, basándose en su mismo cuerpo y el su sistema nervioso que son incompletos. Todo ello se basó en la tesis de Freud sobre el narcisismo. De esta manera el narcisismo es parte importante en el desarrollo de este imaginario que es construido por la madre o llamado también Nombre de la Madre, que es que le permite al niño creer que puede realizar hazañas irrealizables, pero que en una primera etapa de su reconocimiento le sirven para desarrollarse como persona, en lo que se refiere también a su psiquis. Esto sucede primero cuando el niño se reconoce en el espejo por medio de la voz de la madre, que es la que en primer lugar en su estadio anterior, era la que le proporcionaba todo, como por ejemplo el alimento. Esto se traslada a la obra a Balthus de la siguiente manera, el narcisismo de la adolescente-niña, que se relaciona con la profesora de piano  y que se identifica con ella en cuanto está le proporciona la satisfacción que desea, por el acto de la masturbación, así como del mismo modo siente una identificación con la maestra, que hace las veces de una espejo en el que la niña se reconoce. Del mismo modo, también podríamos decir, que en este caso, la niña al identificarse con este ser que le cumple los deseos de manera bastante incestuosa, de alguna manera de recuerda a la madre, que la niña en alguna etapa de su vida a deseado en el cuerpo de su madre, que en ese entonces era su objeto de deseo a, pero que ahora se ha trasladado a la maestra de piano, lográndose de esta manera que se cumpla el deseo perverso de alguna manera que guardaba dentro de ella y que son más tarde reconocidos en esta maestra, que también representa a una especie de espejo de su nueva realidad perversa. La adolescente niña representa del mismo modo a una guitarra, por el hieratismo de su cuerpo representado.
Lacan llama deseo, a lo que corrientemente se llama anhelo, mientras que el deseo es proscrito por la consciencia. Freud ya había hecho este distingo en su obra sobre los sueños. Un sueño puede representar un anhelo obvio. Parecería que el sueño realiza su anhelo, pero en realidad este anhelo no es más que una coartada. Lo más importante es averiguar por qué esa realización del anhelo tomó la forma de lo que le satisface. El deseo equivale al proceso de distorsión que convirtió al anhelo en otra imagen en particular, pero que se relaciona con lo que en realidad necesita. El deseo es algo muy peculiar. En la teoría de Lacan el deseo es algo sumamente extraño, que nada tiene que ver con el anhelo, sino que consiste en unos mecanismos lingüísticos que tuercen y distorsionan a ciertos elementos transformándolos en otros. Un desliz verbal es un buen ejemplo, decir algo diferentes de lo que se quiere decir, y no saber el por qué. El deseo está presente porque un elemento ha sido distorsionado y modificado por otro. La presencia del deseo se deduce en la labor clínica prestando atención a estos procesos cuando se reiteran, así como a los puntos de ruptura, distorsión y opacidad en las asociaciones del paciente.
Acerca del lenguaje Lacan hace referencia a que nos debemos concentrar en los puntos redundantes y no en el mensaje mismo, los detalles minúsculos que no serían necesarios. Del mismo modo el lenguaje que comunica Balthasar Balthus, resumiendo un poco su extenso nombre, es que el mensaje viene dado por los rostros de saciedad de la muchachita  y los de satisfacción perversa de la maestra de piano, que además también es estimulada por la muchachita, que está tocando el seno de la maestra. De esta manera se comunican los cuerpos de manera directa, es decir, es su imagen plasmada, así como  en la forma en que han sido compuestas las mismas.  La mujer aparece pues de manera ortogonal, sentada en una silla, mientras la adolescente niña aparece de forma diagonal curvada, mostrando un cuerpo totalmente laxo, que se deje llevar por la pasión y el orgasmo del momento, casi como su estuviera en esta realidad del cuadro. Debemos anotar también que el deseo, que se manifiesta perverso en la maestra, ya que actúa de manera sádica ante su pupila, que es tomada por los cabellos, también en una actitud bastante subyugadora, y a la vez erótica y sensual que nos hace comprender el instante en que se devela esta obra. Sobre Balthus, el autor Robert Cumming nos dice lo siguiente:
“Pinto paisaje y retratos. Su obra explora la zona entre la inocencia y la perversidad, la realidad y el sueño. Artesano lento y cuidadoso. Sus cuadros afirmaban sus virtudes consagradas como su dominio preciso del dibujo, el óleo, la observación de la vida, la creación consciente de la belleza, los tonos amortiguados, los colores delicados, la luz y la primacía de la figura humana” (p. 404)

Por otro lado debe ser importante el hecho de que Balthus va en contra de la modernidad, su ideología se oponía al arte abstracto y estaba decidido a demostrar la importancia de la artesanía. Es curioso, como un autor que seguramente era católico, logro plasmar este tipo de temática dentro de la su época, y no solamente esta obra de La lección de piano, se acercan al lado  perverso de la psiquis del ser humano. El objeto a está representado en la obra del Balthus en la muchachita, pero a la vez está tiene como su propio objeto a la mujer,  que también es objeto de su deseo, y por lo tanto también de su goce. Este goce que es más fuerte durante la etapa infantil, pues rara vez un adulto tiene el grado de excitación de un niño pequeño. Debemos hacer hincapié en que el personaje representado por la niña, en realidad no llega a ser todavía una mujer, pero tampoco es una niña pequeña, pero parece que igualmente aún quedan atrapadas en los bordes de sus zonas erógenas, áreas de excitación privilegiada. El deseo en un adulto, se representa mediante los síntomas, uno que puede ser psíquico o corporal, que se inmiscuye en la vida del sujeto y le provoca desdicha, representa una porción de goce que no ha sido desarticulada y que vuelve para arruinarle la existencia. El en  caso de la adolescente, en realidad este goce se ha sido satisfecho, es decir, que lo que deseaba de su madre en su etapa más infantil se cumple con este cuerpo femenino, que además lo alimenta como aquella Gran Cosa, que era representada por su madre, y que ahora está representada por su maestra.

Lo simbólico según Lacan, aplicado a la obra de Balthus
            En lo que respecta al análisis de esta parte nos referiremos al mobiliario y elementos que forma lo que podríamos llamar el fondo de la obra, y las diferentes partes de la misma, en la que analizará también el tipo de color que en ella aparecen. La obra está compuesta de la siguiente manera. Existen dos personajes principales, que se encuentran casi en la parte central, acercándose mas bien a la derecha de la obra, formando una especie de cruz, entre el elemento de la maestra y la propia adolescente, logrando de esta manera que la obra de sienta de alguna forma más dinámica. Por otra parte debido a las acciones que en ella se realizan, podemos entender muy bien que se producen ciertas tensiones de tipo gráfico, en la zona en que la maestra jala eróticamente el cabello de la muchachita y en la mano con que masturba a la misma, haciendo ver el cuerpo de la muchacha bastante laxo.
            Otros elementos de la composición son un piano que aparecen en la parte superior izquierda de la obra y una guitarra,  que aparece en la parte frontal de la obra, y que de alguna manera representa también el cuerpo laxo de la adolescente, mientras que el piano por otra parte encarna de alguna manera a la mujer adulta, tanto digamos en el peso psíquico, como en el de la imagen misma. Se le da mayor importancia a un piano en el mundo de la música, por pertenecer a la llamada música de cámara y también a la música clásica, mientras que a la guitarra, se le toma como a un instrumento que pertenece a un arte menor, a los trovadores, a los decimistas, siempre de acompañamiento en los conciertos, aunque hayan también algunos solos de guitarras, estos son poco frecuentes. La maestra representa a este academicismo de la música, mientras que la guitarra representa a un elemento inferior. Debemos observar también que la guitarra tiene un tamaño infantil, es decir, que por su tamaño, podemos decir que pertenece a la niña adolescente, que es nombrada así por la falta de senos y de la misma manera por la ausencia de vello púbico.
            Elementos relacionados a la obra son también la pared del fondo que posee rayas verticales de color verde y rojo, logrando un efecto bastante cálido en la habitación, el que podemos decir, que se relaciona un poco a la escena pasional que se desarrolla en la misma. Por otro lado, el piso también se presenta de manera cálida, iluminado por una luz que cubre también toda la obra, sobre todo los personajes principales. Acerca de la vestimenta de los personajes se observa lo siguiente: La niña aparece con una ropa bastante pulcra, aniñada, inclusive tiene un lacito amarillo de puntitos que hace juego con su ropa que tiene color amarillo y rojo que combinan con el lacito. Las medias de la adolescente son además largas y blancas, destacando su recato. De todo ello se podría decir que este personajes es mas bien pre-púber, pero que se encuentra a punto de entrar a la adolescencia, que se puede observar en su curiosidad sexual de estar con la maestra de piano , quien cumple sus deseos. La muchachita tiene también una chompita roja que la cubre, y que de alguna manera representa esa pasión que está escondida dentro de ese cuerpo pre-púber. El piano y la guitarra también aparecen en colores cálidos, todos tirantes a los rojos, que representan la pasión, el erotismo, y la sensualidad que se desarrollan en esta obra, cuya pequeño tamaño y la forma casi cuadrada nos lleva a pensar en un ambiente bastante íntimo, al que el espectador es invitado a observar con la misma perversidad con la que los personajes realizan la escena. Por otra parte las rayas verticales que parecen representando este papel tipo colomural, podrían encarnar del mismo modo una especie de cárcel, no solamente formalmente hablando, sino que expresa que el lenguaje de alguna forma está atrapado en esta obra, y que los personajes se dejan llevar por él, cometiendo lapsus corporales ya bastante evidentes dentro de la obra de Balthus.
            Para comprender mejor a Lacan nos referiremos a  los textos de Marc Strauss  donde nos dice lo siguiente acerca del lenguaje:
“[…] Lacan afirma la anterioridad y la preeminencia del Otro sobre el sujeto. Incluso antes de que un niño nazca, las relaciones entre sus genitores están organizadas por la palabra: se sitúan dentro de las “leyes del lenguaje”. Las circunstancias que presidieron dentro del marco de las “leyes del lenguaje”. Las circunstancias que presidieron el encuentro de su padre y su madre, la historia de éstos, forman ya una constelación que antecede a su misma concepción” (p. 53)

Este lenguaje está dado también por la cultura, es decir, que en la obra de Balthus podemos ver claramente que la cultura se ve representada por la maestra, que como autoridad, que encarna además al academicismo de la música, es la que domina a la muchachita, que se deja llevar por esta autoridad. Otro elemento que delate la edad de la niña adolescente es el hecho de que tiene una babuchas que están bastante pulcras y que denotan que alguien se encarga de que su vestimenta en general, incluyendo las babuchas se encuentren limpias, por lo que este elemento nos da a entender que de alguna manera es considerada en casa como un infante todavía con privilegios de engreimiento. Inclusive se han tomado el trabajo de conseguirle clases de piano y guitarra, que ella aprovecha mas bien en satisfacer su curiosidad sexual, propia de su edad.
La ortogonalidad del  personaje mayor también denota la autoridad y en cierta forma una especie de falo representado con su propio cuerpo, que revela autoridad que tiene con respecto a la menor que mas bien se manifiesta vencida en cierta manera por la libido de ella misma y por la experiencia del personaje de mayor edad, que la cautiva mediante sus caricias y que en cierta manera perturba a las personas que observan la obra.
            Wajcman con respecto a la pintura en sí misma nos dice lo siguiente:
Más allá del espacio de la modernidad, lo que aquí se perfila es que, por esencia, en suma, la Pintura, dedicada desde  hace tanto tiempo a representar el mundo de los objetos por medio de sus imágenes, ilusoriamente, estaría destinada desde siempre, por esta misma razón, a “figurar” a la vez la ausencia real de tales imágenes en el cuadro. La ausencia: este sería, antes del soporte y de los pomos de colores, el único objeto real de la pintura […]” (p. 95)

            Al respecto en la obra que estamos analizando todavía se manejan las representaciones simbólicas a la manera de los contemporáneos, ya que en ninguna forma se entiende el espacio que está comprendido fuera de este cuadro. Lo que si podemos afirmar es que los tipos de connotaciones que produce el mismo dejan conmocionado al espectador, causando en él muchas ruptura con su psiquis, fragmentando de alguna manera su pensamiento, perturbando su parte siniestra, con la que se identifica seguramente al observar este cuadro en particular.

Lo Real aplicado a La lección de guitarra de Balthasar Balthus
                Para el desarrollo de esta  parte tomaremos en cuenta lo Real en cuanto lo siniestro, y también la idea de lo Perverso, es decir, con las diferentes pulsiones que se dan entre la muchacha y la maestra.  Darian Leader nos dice acerca del objeto real: “Nótese que todos estos objetos participan en rituales o juegos con la madre. El niño puede volverse en busca de pecho y luego rechazarlo (negarse a comer) retener o expeler sus heces, ocultar o mostrar su mirada (“está!, ¡no está!), silenciar su voz o hacerla terriblemente presente, como en muchos gritos prolongados. Estos elementos forman parte, pues, de juegos de presencia y ausencia, señal de que están ligados en los simbólicos y en el sistema de las diferencias”. (p. 122)
            Lo Real en esta obra se relaciona a lo siniestro es decir a la escena misma que se desarrolla en el cuadro, donde los dos personajes, realizan, lo que debería haber quedado oculto, pero que se ha dado a conocer, como nos dice Requena en su texto sobre el tema. Del mismo modo, si lo viéramos desde el punto de un católico recalcitrante, probablemente relacione esta escena a la pedofilia, que no viene a referirse a nuestro caso en específico, ya que la escena es de mutuo consentimiento, que probablemente también perturbe a una mente pacata, pero que dado el caso solamente expresa Lo Real en forma siniestra y con bastante acentuación en lo perverso, debido a que la escena es bastante  fuerte, sexualizada por los personajes, También podríamos decir que para algunos espectadores la obra podría relacionarse con lo grotesco, con lo chocante, aunque en realidad solamente nos muestra alfo que sucede muchas veces, pero que la sociedad niega abiertamente, por no querer saber de las prácticas sexuales de las personas dentro de su propia sociedad. El título de la obra, hace mención a una lección, es decir, a una instrucción bien dada, bien aprendida, es decir, que después de aquella lección se sabrá más del tema, del tema sexual, auto erógeno Si bien el piano no aparece más que como elemente decorativo, representa igualmente la autoridad en conocimiento de la maestra, ella tiene el conocimiento, por lo tanto ella solamente puede trasmitir esto perverso, esto que da placer y goce y que se relaciona a los deseos primordiales de la infancia de los algunos seres humanos que no son aplicables al Complejo de Edipo, ya que la psiquis de las mujeres suele ser más complicada que la de los hombres, Tomando además el hecho de que las mismas son multiorgásmicas, mientras que el orgasmo en el hombre está relacionado a los genitales solamente. La libido entonces se desarrolla bastante libremente en esta escena de la obra. En lo que se refiere a lo puramente Real podemos decir que las pulsiones se manifiestan de manera abierta, ya que se muestran todos los instintos a flor de piel. Más abajo aparece una definición de la misma según El encarta, del tema freudiano:
“Una suposición esencial de la teoría freudiana es que los conflictos inconscientes involucran deseos y pulsiones (instintos), originadas en las primeras etapas del desarrollo. Al serle desvelados al paciente los conflictos inconscientes mediante el psicoanálisis, su mente adulta puede encontrar soluciones inaccesibles a la mente inmadura del niño que fue. Esta descripción de la función que cumplen las pulsiones básicas en la vida humana es otra de las aportaciones cruciales de la teoría freudiana.”

                Lo Real es lo que muchas veces nos relaciona a lo que no deseamos reconocer como seres humanos, todos nuestros instintos primarios, que mantenemos ocultos a la sociedad para vivir en ella, pero que en esta obra podemos claramente observar y que definitivamente están relacionados a los deseo primarios infantiles por la madre, que más tarde son trasladados a la maestra, que ocupa el mismo lugar de autoridad de la madre, pero que nos lleva lejos de la castración de la madre y del padre, que pudieran habernos castrado sobre el tema sexualizado que se realiza en la escena.
            Un elemento ausente, que podemos relacionar a lo Real es la falta de ropa interior de la muchacha. Al no aparecer en la escena, nos remite a que ella misma fue a  la lección de guitarra sin ropa interior, lo cual podríamos traducir, en que ya había tenido otras lecciones de piano similares, por lo que ya estaba preparada para la siguiente escenificación de esta escena que para algunos grotesca y siniestra, aunque en mi caso, la tomo solamente como perversa, pero de una manera bastante sensorial, erótica y donde la libido se desarrolla de forma muy abierta.
                Lo Real se bien dando en la obra por la circunstancia que se sucede en ella, sin tapujos ni miramientos, se muestra lo que sucede en ese espacio íntimo, donde la complicidad de  ambas hace que la obra cobre el apelativo de Arte con A Mayúscula, pues nos golpea cunado lo observamos, produciendo en nosotros una especie de pulsión de nuestros instintos más primarios, que muchas veces no queremos conocer en todo su espectro expresivo y que tampoco deseamos ver en el Arte, cuando en el fondo de nuestro ser (inconsciente) si deseamos en realidad padecer con este tipo de escenas perturbadoras.
            Respecto del Nombre del Padre, Juan Carlos Ubilluz nos dice lo siguiente:
“Podría decirse que, en la modernidad, el Nombre-del-Padre acoge esta función poética, subversiva, creadora: el poder de nombrar, y hacer existir, lo que no existe.  De allí que ciertos teóricos lacanianos, a fin de liberarlo de sus resonancias tradicionalistas, inviertan los elementos del término para hablar ahora del Padre-del-Nombre. Es así-en todo caso- como a menudo ha funcionado el significante paterno en la época moderna. Disociado de la Figuera  del viejo Amo, e identificado ahora con la Razón, el Nombre-del-Padre ha sido la instancia de la cual se sirvieron los amos del progreso para violar las normas del orden simbólico existente y hacer existir algo nuevo (para hacer existir, incluso, un nuevo orden simbólico) […]” (p.21)

             De lo anterior podemos afirmar que el Nombre del Padre no se aplica en esta obra, ya que los símbolos cargados de mucho hedonismo y fetichismo se alejan constantemente de lo que podríamos llamar la autoridad del amo o del Nombre del Padre o La ley. Sin embargo, dentro de la misma obra, en cuanto a los personajes se refiere si podemos afirmar que la mujer mayor representa a una autoridad totalmente subyugante con respecto al personaje de menor edad. Hablaremos ahora acerca de la identificación de esta niña que aparece en la obra tomando palabras de Ubilluz, en su opinión de lo que dice de Lacan:
 “En principio, el deseo de la madre es beneficioso para el niño puesto que lo convoca a  ser deseado por ella (por el ser que le es más querido y necesario). Como lo explica Lacan, el deseo es siempre el deseo del Otro, de modo que, sin el deseo de la madre (en  tanto primer Otro), no se suscitaría el deseo en el niño y éste se halaría condenado al autismo. Por otro lado, sin embargo, el deseo convocado coloca al niño en posición de súbdito, de súbdito de la madre y su deseo […]” (p. 23)

            Como vemos de lo dicho anteriormente podemos decir con mucha audacia que esta autoridad representada por la maestra de piano y guitarra, encarna al gran otro, que es la madre, y que hace que la niña adolescente hace que la mujer mayor la desee. Allí juega el mismo principio del que habla Lacan, y por lo mismo la niña adolescente se vuelve súbdita de los deseos de la maestra madre que se representa en la obra. Es esto justamente lo que se relaciona a lo Real, que no queremos reconocer como tal. Ubilluz más adelante nos habla del cinismo contemporáneo y nos dice:
“El cinismo contemporáneo no tiene mucho que ver con la virtuosa sencillez de Diógenes. Es más: si otrora el cinismo estaba asociado al ejercicio de la singularidad en contraposición a las demandas sociales, hoy el cinismo va de la mano con  el sometimiento de la singularidad al imperativo del goce del mercado […]” (p.28).

De este modo vemos que el mercado del Arte ciertamente necesita de temáticas como esta, debido a placer que les ofrece, convirtiéndose estos espectadores en especie de voyeristas que solamente están pensando en sazonar un poco su aburrida vida cotidiana. Más adelante nos vuelve a hablar del goce Ubilluz y nos dice:
“La cultura de mercado empuja al sujeto a procurará el goce en una dimensión perversa del goce. Por otro lado, los excluidos de los beneficios de la cultura global- o los directamente perjudicados por ella-encuentran un goce en la fraternidad con otros excluidos en las sectas fundamentalistas. Pero por más ascéticas que nos pueda parecer estas pequeñas comunidades, sus miembros no son ajenos al imperativo al goce del mercado. No es fortuito que, la noche antes del once de setiembre del 2001, varios de los secuestradores de los aviones que se estrellaron contra las torres gemelas asistieran a ver mujeres desnudas en los locales de striptease ni que uno de ellos (Hamzha Algadami) visionara un video pornográfico […]” (p. 35).

            Vemos que es necesaria en nuestras culturas, ya sean fundamentalistas o católicas, esta necesidad de una cierta liberación de los pensamientos, en los cuales la libido y los instintos más primordiales que se encuentran en el inconsciente salgan a la luz por medio de obras de todo tipo, desde los vídeos, las obras de Arte, el cine, etc. En todo momento se necesita fetichizar algunas veces, otras veces solamente bastará con volverse voyerista. Siempre se necesita un escape a nuestros instintos que nos ayuden a sobrellevar nuestros verdaderos instintos. Todo este fetichismo, el voyerismo, el sadomasoquismo, la perversidad, es la que nos hace acercarnos a lo Real, y que más tarde ayuda a la liberalidad de estos instintos.
                        Acerca de lo que nosotros llamamos Real y que fue tratado en el curso, Carmen Ollé nos hace un comentario que está relacionado con el tema, aunque no está especificado igual es interesante, abajo se traslada:
“En la obra de Balthus, pintor francés, de origen Polaco, el tiempo detenido es el de la  en esas niñas, que aparecen en sus cuadros, perturbadores por la mirada del otro/a que pareciera querer atraerlas a ese dulce mal: el lesbianismo encantado que deslumbra nuestra mirada hipócrita. En la “Lección de guitarra”, la maestra ensaya en el cuerpo curvado de la niña manipulando sus partes íntimas, y en “La recámara”, una adolescente desnuda, tendida sobre una cama, es sorprendida por su sirviente, una enana, que tiene asida la cortina de la venta. Estamos ante atmósferas mórbidas y ambiguas. No sabemos en “La recamara”  la enana abre la cortina o va a correrla” (p. 52)
            Podemos ver en lo anterior como el espectador, en este caso una literata, nos enseña el camino, pero siempre con un cierto pudor hacia lo Real, que siempre será subversivo y por lo tanto creativo, por lo que es necesario en la aplicación de Arte en la actualidad. De allí el interés en primer lugar de tratar sobre este autor y desarrollar con mucho énfasis la parte relacionado a lo Real.



















BIBLIOGRAFÍA

BROUSE, M. H. et al. Presentación de Lacan Paría: Editorial Manantial, 1988.

CUMMING, Robert. Arte. Guías Visuales. Buenos Aires: Editorial El Ateneo, 2010.

LEADER, Darian (y) GROVES, Judith. Lacan para principiantes. Buenos Aires: Editorial Era Naciente, 1993.

OLLÉ, Carmen. “La melancólica atracción por el abismo” en A flor de Piel. 15 versiones del erotismo en el Perú. Marcela Robles (Editora). Lima: Peisa, pp. 49-53.

UBILLUZ, Juan Carlos. Nuevos Súbditos. Cinismo y perversión en la sociedad contemporánea. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2010.


WAJCMAN, Gérard. El objeto del siglo.  Buenos Aires: Amorrortu Editores, 2001.

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