domingo, 29 de junio de 2008

Route 66 Tania Agüero



La poética del inmigrante

Exxon – Hallandale
(Gas station de mierda)


Recuerdo cuando venían en gran número
a desordenar mi trabajo
a mí me importaba un rábano
yo era una más de ellos
el dueño que se las creía saber todas
me contaba sus cuentos día y noche
como si a mí me interesaran.
A veces entraba esa gringa mal encarada
la que a golpes arreglaba a sus hijos
ellos por otra parte robaban comida
era su manera de sobrevivir
su manera de aprender matando.
Los negros irremediablemente
hablaban de sexo
siempre riéndose entre dientes
y yo que todo lo observaba
sólo me importaba
atender a los chicanos
calentarles las empanadas
y decirles buenas noches, mi amigo.


Del libro Route 66 (2007), p. 73.



Taquería


Me siento a esperar
los rincones de este lugar
me son familiares
como me es familiar comer
este maíz cocido cerca de la hornilla.
Otros en la fila piden tacos
de diferentes colores
con diferentes especias.
Chili que amortiza mis calamidades
Chili que se expresa fuerte en mi sangre.
Inclino la cabeza sentada en la silla
canturreo francamente
maybe uno de ellos se acerque a conversarme.
No tienes a tu gente cerca
y esas ganas de vivir a cuestas
la llevas estampada en la cara
conversas con la señora que vende las tortillas
ella igual que tú espera
atender a sus seres desaparecidos en
el desierto
allí donde llueve tierra en la garganta
allí donde encontraron la muerte
mis hermanos.


Del libro Route 66 (2007), p. 28.



Casa en construcción


Apiladas las losas esperan ser colocadas
una por una cortadas sin ninguna delicadeza
me mandas colocar cuarto por cuarto los pedazos
la fragua tiene que quedar perfecta
unos segundos me tomo para observar los pájaros
esos que siempre me acompañan.
Tus perros retriever corren en pos de la pelota
quieren jugar conmigo
pero claro Yo debo colocar todo en orden
con las manos resquebrajadas de frío
no me molesta hacerlo
así aprenderé a guiar mi camino
pero ni esta agua fría ni el clima inhumano
me alejan de mis estaciones pasadas.
Cortejo los caminos con mis pies dentro de las botas
me ajustan tanto y dañan mis talones
cuando se va el patrón recién logro acomodar
mis medias en la ventana
como mamá lo hacía en casa.
Pienso que estoy en un sueño
cojo algunas maderas para hacer fuego
pero ni siquiera eso me tranquiliza
del frío que incomprensiblemente
cargo mucho antes de venir acá
cruzando la frontera.


Del libro Route 66 (2007), p. 29.



29 Palms
(Mojave Desert)


Paredes pintadas se desplazan en la arena
están tan juntas que apenas tocan tus ojos
tus manos sienten esas paredes ásperas
ellas están llenas de virtudes y desatinos
tu auto lo estacionas cerca y como en
aquel país
a nadie le importa
decides colocar flores cerca del camino
así lo haces en casa
un coyote mira tus pasos apretados
y ese pájaro roadrunner
aquieta la sangre en tu garganta
puedes entonces producir nuevas imágenes
acicalar tus caries en el camino
caminar sin pensarlo dos veces
mirar la loma de piedra que se
asoma a lo lejos
pensar en tus pumas
asentar la cabeza
pensar que a esa misma hora
alguien cruza el desierto para
emprender
el camino a la vida
el camino a la muerte
el camino de regreso.


Del libro Route 66 (2007), p. 22.



Moonshadow
(Mujer cherokee)


En un casino pequeño rojo como sus montañas
logro ver la luna despierta entre fichas de póquer
y copas bien servidas de miserias.
Gatlinburg es un buen lugar para quedarse
la nieve cubre todos tus sinsabores
acá puedes ver sus ojos oscuros como su piel.
Hey you, Cherokee me dices tonterías al oído
te aquietas sin fingir sobre mi pecho
y esa casita blanquiroja cerca del camino
clavada en plena Smoky Mountain me
recuerda mis duras montañas de Atalaya
esas que se adentraron en una mina
pero acá estás tú con tus cabellos largos
largos y marrones
y esa piel roja sinuosa se pierde
en mis brazos cada madrugada.
Después que acabas tus tributos en el casino
sólo me queda instalar mi espalda
sobre tus muros de colores
cerca de la ventana
mirando hacia afuera
antes que venga la ventisca.


Del libro Route 66 (2007), p. 47.



Laundry


Todas las mañanas hay que correr
para ganarle a la gringa mal encarada
separa por colores su ropa como quien separa
membranas en su cuerpo
se apoltrona toda tranquila cerca de la máquina
trae un banquito medio ridículo
apenas le cabe el trasero
pero allí está mofándose entre dientes
diciendo con los ojos
yo puedo colocar esta banca
tomarme el tiempo que me dé la gana
administrar mis pensamientos.
Me arreglo el cabello sobre mi oreja como retando
coloco mi canasta con mis trajes de colores
comienzo a separar
la imito disfrutando lo que hago
me siento encima de la lavadora
¿Por qué no?
Tú llegaste hace 400 años
pero heme aquí simple cara cobriza
separando por colores mis diferentes trajes
porque me da la gana
porque tengo tiempo y
porque Yo también me lavo las manos antes de almorzar.


Del libro Route 66 (2007), p. 79.




© Tania Agüero Dejo

© Ediciones Huerequeque

Nota: Estos poemas pueden ser reproducidos siempre y cuando se mencione su autoría y página web de origen.


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