sábado, 6 de diciembre de 2008

Resquicios abismales

Este dibujo aparece en la carátula

Plaqueta dedicada a Chocchi, pueblo ubicado en el Callejón de Conchucos, Ancash. Sus suelos fueron erosionados por la minería. En este pueblo nació mi padre. Los dibujos que aparecen en las plaquetas son oriundos de Ancash.


Mi niño papi

Mi padre gustaba de trabajar desde temprano
llegaba muy tarde
aún así lo recuerdo.
A mi padre le gustaba la parrilla
estar solo
solo con sus libros
un día él dibujó mi rostro
en este se observaba mi temperamento.
Yo me levanto temprano a regar mis plantitas
toda la mañana pegada a mis libros
en la tarde escribo mis poemas
me gusta la buena mesa
mis pájaros atrapados entre mis trazos
aún no dibujo a mi hija
debería hacerlo.
A mi padre como a mí
nos gustaba la justicia
me pregunto si es verdad
que existe el cielo
o tal vez el infierno.
Quisiera verlo a los ojos
dibujar juntos, leer libros, escribir,
decirle que en su casa
la palabra justicia
se perdió con su muerte.


(Reflexiones, p. 3)


Cuelgo mis medias


El tendedero colocado sobre los palos verdes
es demasiado alto para mis ojos
con mi camisita de cuadros
ajustados los botines
tempero mis cualidades
traigo una silla vieja de paja para
subirme y decir já já já
ato con cuidado mis zapatos
me gusta llevarlos sucios
domestico mis instintos
los llevo a una vereda callada y seca
donde solean los colores azules y amarillos
doy unas vueltas alrededor
ese es mi territorio pienso
no doy explicaciones a nadie.
Haces giros sin parar
tu papá te enseñó a manejar con maestría
el trompo
lo lanzas para divertir a tus seres
atrapas una rana o dos
se las muestras a mamá
ella ríe contenta
vuelves de nuevo a tus dos palos verdes
subes a la silla rota
acomodas los ganchos de madera
cuelgas tus medias sin que nadie te moleste.


(Bambú en la corriente, p. 16)


Casa de eucaliptos

Para construir
mi nueva casa
ya tengo lo más importante:
un amor
un puñado de maíz
un poco de chicha
eso nomás necesito
para mi nuevo suelito.

(Resquicios abismales, p. 3)


Trompito, trompito
¡Ay! Papacito

Trompito que giras loco
trompito vas despacito
balero vuelas atinado
balerito vuelves a volar
sabes que llevas madera
en tu corazón
sabes que llevas mercurio
en los pantalones.
¡Ay! Papay dime de volada
si hago saltar al trompito
si hago volar el balerito
o me monto en mi cometa
para ver todo desde arriba
despacito
despacito.

(Resquicios abismales, p. 5)


Carrito de madera

Reynalda ilumina mi camino
de polvo y desvarío
el carrito de madera
es empujado por mi padre
se le cae la pinturita
se la hacen añicos
pero igual rueda
cuesta abajo
cuesta arriba
atrapando mi alegría
de no ser como mi madre.

(Resquicios abismales, p. 2)


Zapatitos de tierra

Entre las manos
de la abuela Reynalda
crezco
camino
siempre sobreviviente.
Mis manos no están en los bolsillos
mis brazos son molinos dispersos
tengo mis piedras bien apuntadas.
Recuerdo
mis zapatitos
en la chimenea
hoy han desaparecido
son tierra perdida en el vacío.

(Resquicios abismales, p. 3)


Ama Sua, Ama Llulla, Ama Qhella

A las paredes desvestidas de mi casa
ni siquiera puedo verlas
me han escondido sus muelas
se han agachado a robar
nomás
gritando para hacer finta
no queda más que reírse
no queda más que avanzar.
Es el pecho duro de mi padre
el que me mantiene
de pie como mi abuela Reynalda.

(Resquicios abismales, p. 2)


Tornasol

Amarillas mis manos como el ichu
verdes mis arterias combativas
roja mi sangre serrana
que se rebelan ante la injusticia.

(Resquicios abismales, p. 4)


Ejecución

Sus cartas bajo la manga
sus llaves ya bien pensadas
la vejez ha de pasarla
como una mosca, sola.

(Resquicios abismales, p. 4)


Sobre una colina

Tendidos sobre la hierba
los ingredientes de la pachamanca
me acompañan en mis pensamientos.
Sobre mis brazos un color bronceado
sobre mis manos tierra prístina
choclos, papas, chincho
un olorcito precioso
qué bueno es recordar a mi padre
sobre las colinas de Atalaya.

(Resquicios abismales, p. 4)


Habitación

Festejas tus vidas con el vino
que dejaste en tu habitación
la semana pasada
aún se siente ese olorcillo
tus cabellos tu piel
una mezcla de silencio y canto.


(Bambú en la corriente, p. 68)


Soles azules

A Pedro Agüero
por ser tan niño

Las moreras del este aplacan el sol todas las mañanas
deslizan verdes de flores pasadas
se humillan las ramas cansadas de luchar
mi pequeño balde recolecta lo ansiado
tras tantas conversaciones sin sentido
decido al final descansar sin preguntar nada
el más alto me dirá que es tiempo de regresar
lo seguiremos pacíficamente
hileras despejadas trocan sus sombras en personas
cálidas mañanas bocas llenas bocas dulces bocas repletas
me encanta acompañar mis pensamientos
bajo los árboles
asfixiar a mis pequeños demonios
atinar aprendiendo
estrechar manos cuando llego a casa.


(Bambú en la corriente, p. 18)

























































































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