lunes, 20 de octubre de 2008

Análisis sobre poesía: César Moro

Antonio o la creación de la poesía moreana:
Análisis interpretativo de Cartas de César Moro


por Tania Agüero Dejo

El poeta de marcada influencia surrealista conocido como César Moro (1903-1956) realiza un tránsito itinerante entre Perú, Europa y México en las primeras décadas del s. XX. Es en este último país donde reside, entre 1938 y 1948, que escribe Cartas (1939), un texto polémico que entre el testimonio y el poema devela el sentimiento apasionado de un Yo cósmico que se dirige a un amante masculino (Antonio) que representa más que el amor entre homosexuales la misma creación de la poesía. Nuestra ponencia intenta llevar a cabo el análisis interpretativo de Cartas para develar el significado subyacente en el texto que representa verbalmente un orgasmo, en el que la palabra Antonio se convierte en el eje procreador del universo poético del autor.
El acercamiento a la poesía de César Moro es una tarea bastante difícil si es que no se toman ciertas premisas antes de su lectura. Debemos afirmar que el poeta estaba dotado de una sensibilidad bastante peculiar para la época en que se encontraba. Siempre se halló disconforme en su país de nacimiento, donde no encontraba las respuestas a lo que en ese momento él escribía, lo que finalmente lo llevó al autoexilio en París entre 1925 y 1933 y su permanencia luego en México por un lapso de diez años (1938-1948). Durante su estadía en París recibió influencia de Breton, el poeta encuentra al surrealismo en su forma más desenfrenada, no por ello dejó de protestar y de manifestarse de manera insolente frente a lo que éste le mostraba. Puesto que el alma rebelde del poeta ya lo precedía.

I.- Análisis del poema a Antonio

Para entender la poesía de César Moro, debemos primero entender a la persona, de otra manera sería imposible su análisis. Es objetivo de esta ponencia aclarar ciertos detalles antes de iniciar el presente estudio, para lo cual debemos afirmar las siguientes características en lo que respecta a la poesía y al poeta mismo:

1.- Siendo el carácter del poeta rebelde como se ha afirmado, hay que saber que él mismo posee una sensibilidad bastante refinada por el hecho de ser pintor además de poeta.
2.- El hecho de ser homosexual influye contundentemente en su poesía, ya que ésta se transforma en un elemento totalmente descarnado, doloroso e intenso, frente a la incomprensión y el rechazo social que le tocó experimentar, la misma que no sería publicada en su totalidad hasta después de su muerte.
3.- El no sentirse nunca bienvenido en la tierra que lo vio nacer y considerarlo un lugar agreste contrasta con su refinado y rebelde carácter.
4.- El consecuente abandono del idioma materno, la permanente influencia del francés en su vida, la manera como trabajo ese nuevo idioma que adoptó como propio, influyeron radicalmente en toda su obra.
5.- En México es donde encuentra las amistades necesarias para seguir con la escritura de su poesía y el desarrollo de su pintura. Siendo este país de similar geografía a la del Perú, se intuye que el poeta sentía una nostalgia muy marcada por ese Perú al cual nunca pudo pertenecer.

Establecer las características de la poesía de César Moro es tarea más acuciosa, sin embargo nos aventuraremos en ésta, tan deleitable, puesto que la poesía de Moro tiene por cualidad el erotismo, de una fuerza animal, siendo el eje Antonio, pareja que marcó al poeta y a su obra, representado en sus versos como un dios creador de un nuevo universo que giraba en torno al mismo poeta y por ende a su literatura. Antonio es pues el arquetipo creativo de toda su poesía, en la cual puede destruir y crear el mundo a su antojo, pues es convertido a veces en dios, otras en emperador, en Inca, en Faraón. Para poder comprender la poesía del poeta, debemos entender que sin la presencia de Antonio, su poesía no tendría el mismo alcance, ya que es el amor que le prodigaba a Antonio, su ambivalencia ante el encuentro y el abandono con el mismo lo que hace de su poesía totalmente diferente al resto, es una poesía llena de animalidad, en la cual Tanatos juega un papel muy importante. Es, además, ese carácter rebelde el que le hace escribir de manera muy diferente sus poemas, es ese espíritu libre que tenía el que le permitía expresarse de tal forma que cuando uno lee sus poemas no queda más que alabarlo. Es siempre en la simplicidad de los sentimientos verdaderos en que un poema puede mostrar todas sus cualidades; se puede ver la pureza de las palabras utilizadas. Es así que el automatismo propio del surrealismo influyó tanto al poeta, surge en la estructura misma del poema. Sin ese sentimiento la poesía de César Moro sería otra cosa, sería algo que no valdría la pena leerse, sin embargo el poeta muestra todos sus sentimientos, de forma que todos podamos entender como se sentía, entendiendo esto podemos entonces adentrarnos en Cartas (1939), que es uno de sus mejores poemas en prosa.

Comenzaremos analizando el poema dedicado a Antonio, que comienza de esta manera:

ANTONIO es Dios
ANTONIO es el Sol
ANTONIO puede destruir el mundo en un instante
ANTONIO hace caer la lluvia

(Obra poética 1, p. 73)


Inicialmente se puede afirmar que el Yo poético además de idolatrar a Antonio, trata de resaltar en mayúsculas su nombre para darle la importancia que merece. Para la voz poética, Antonio es el creador de ese nuevo universo que ha creado en torno a él. Es el que da luz a toda la tierra con sus rayos solares, y puede como los dioses destruir también ese mundo, donde la lluvia creadora de la vida juega un papel muy importante. Es con esa lluvia cegadora que el yo ve los ojos de Antonio, lluvia que hace que se sienta a veces solo, a veces acompañado; lluvia preñadora, lluvia que necesita del receptáculo para poder producir más vida. Y ésta es el mismo acto poético, en la cual el agua toma connotaciones de tipo erótico, así el agua plaga la poesía de Moro, para hacerla suya con su humedad y sus palabras. Lluvia llena de palabras que solamente él podía haber escrito, una poesía transparente que se expande sin ningún miedo posible. Es, Antonio, la creación misma y no solamente el dios creador que nos muestra Moro; puesto que su poesía transgrede lo establecido, se ha vuelto universal, como lo es este nuevo mundo poético creado alrededor de Antonio.

Ahora, analizaremos la segunda parte del poema, en el que dice:

ANTONIO puede hacer oscuro el día o luminosa la noche
ANTONIO es el origen de la Vía Láctea
ANTONIO tiene pies de constelaciones
ANTONIO tiene aliento de estrella fugaz y de noche oscura
ANTONIO es el nombre genérico de los cuerpos celestes

(Obra poética 1, p. 73)

Esta vez el poeta nos muestra todo lo que es capaz de hacer este dios destructor, creador imponente; Antonio es el origen de la Vía Láctea, es el origen de todo lo creado, es el origen de su amor, el origen de su poesía, es un origen perfecto que gira alrededor de una preñez que le canta al oído a esa voz poética que se deja llevar por el sentimiento. Este último debe ser en todo momento puro y sincero, para alcanzar la universalidad y así alcanzar la trascendencia. Ese es el caso de los poemas en prosa y el poema dedicado a Antonio, reunidos todos en Cartas, este fenómeno no se repite en toda su obra literaria que por momentos tiene altibajos, que no llegan a la perfección que presenta el poema de Antonio. Cabe acotar que La tortuga ecuestre (1938-1939) cumple con las mismas características, pero no se puede afirmar lo mismo del resto de su poesía.
Volviendo al texto en análisis, es Antonio de nuevo el que tiene pies de constelaciones. Nos lo imaginamos poderoso, caminando, pisando todos los planetas, arrasando con su luz todo lo que va creando o destruyendo. Esta poesía se transforma en recreativa, ya que crea una y otra vez con cada una de sus palabras, al decir que Antonio es un dios todo poderoso que se impone en esta realidad nueva. Es en medio de esa noche oscura cuando Antonio crea con su aliento de estrellas. Bien podríamos agregar que cada una de esas estrellas es una palabra lanzada al viento, que se interna en el texto para dar vida a esta poesía que está llena de vitalidad y que tiene un alcance sin lugar a dudas universal, es entonces cuando Antonio se convierte en su todo creador, un todo que da origen a su poesía. Cuando, finalmente, esta poesía se transforma en universal podemos afirmar que el amor que encierra se vuelve universal también dotando al poema de una suerte de aura que se cierne alrededor del mismo y en cuya trasgresión de la realidad se logra de nuevo aquel encuentro entre Antonio y el Yo poético, encuentro innombrable que posibilita el amor. Al final de estos versos, se afirma que Antonio es el nombre genérico de los cuerpos celestes; es el origen de todos los orígenes en ese nuevo universo, universo avasallador, creador, que nos lleva por los caminos de la creación misma, de esa creación literaria que nos interesa en este momento estudiar.

Ahora pasaremos a analizar los siguientes versos del poema a Antonio:
ANTONIO es una planta carnívora con ojos de diamante
ANTONIO puede crear continentes si escupe sobre el mar
ANTONIO hace dormir el mundo cuando cierra los ojos
ANTONIO es una montaña transparente
ANTONIO es la caída de las hojas y el nacimiento del día
ANTONIO es el nombre escrito con letras de fuego sobre todos
los planetas
(Obra poética 1, p. 73)

Antonio está representado acá en su parte más humana, la voz lírica se expresa de manera más erótica en cuanto lo nombra una planta carnívora, planta que se encarga de devorar los sentimientos más profundos, los cuales encierran un erotismo que lo hacen brillar con ojos de diamante.
Con su destello han cegado al Yo, para llevarlo a espacios donde la exageración juega un rol muy importante. La mirada de Antonio conjura a todos los elementos y hace de este mundo una realidad nueva donde el Yo poético se protege de la verdadera que le es adversa. Se alude a que este dios escupe continentes de su boca, de la misma forma como los amantes crean gritos imperecederos en las lides del amor, en mitad del deseo, en esa pasión expresada sin perjuicio alguno. Es Antonio el que hace dormir con sus ojos a todo el mundo cuando los cierra, puesto que el Yo ha creado este nuevo mundo donde Antonio y él solamente existen, donde el resto en realidad, aunque nombrados carecen de total importancia. Antonio es una montaña transparente, creadora, que observa desde lo alto a todos los seres humanos en sus más leves movimientos, desde donde hace caer las hojas día con día, hojas que connotan palabras echadas al viento, pensamientos en la vorágine del Yo poético, hojas que son el transcurrir del tiempo, el de amores prohibidos; el transcurrir en el corazón de un poeta que quiere atrapar instantes perfectos en la naturaleza imperante de una montaña transparente. Es desde ese mismo espacio que ve al día levantarse y ver su mismo nombre escrito en fuego sobre todos los planetas, desde donde se nota claramente el amor expresado con desenfreno, en el que el ser amado es mecido por el soplo divino que todo lo puede, que se ha convertido en poesía.

Siguiendo con nuestro estudio, pasaremos al siguiente fragmento del poema:

ANTONIO es el diluvio
ANTONIO es la época megalítica del Mundo
ANTONIO es el fuego interno de la Tierra
ANTONIO es el corazón del mineral desconocido
ANTONIO fecunda las estrellas
ANTONIO es el faraón el Emperador el Inca
ANTONIO nace de la Noche
ANTONIO es venerado por los astros

(Obra poética 1, pp. 73-74)

En estos ocho versos, el Yo poético nos conduce de nuevo por sus alucinaciones perfectas, que llenas de la plenitud del momento nos quiere hacer entender la importancia de este ser llamado Antonio. Esta vez él se transforma en el ser destructor capaz de arrasar todo con las aguas, en el que lo primigenio es lo más relevante, así elementos como el agua, las piedras, el fuego, los minerales son los encargados de fecundar estas líneas. De lo anterior se desprende otra conclusión. Al ser nombrado Faraón, Emperador, Inca, el autor logra representar un elemento fálico tutelar que domina todo el texto y que no abandona ese trono imaginario que se le ha impuesto. Es, además, creador de la noche, ya que nace de ella, pues un dios nace de sí mismo y no necesita de otro elemento que lo sostenga para su existencia. Sin embargo, en esta parte del poema, se puede afirmar que siendo el Yo lírico el verdadero creador de Antonio, todo se trastoca. Ambos, son los creadores de este nuevo mundo basado en el erotismo, en la creación misma; es en el encuentro de dos almas, agolpadas una junto a la otra, que se logra un producto inmejorable.
A continuación pasemos a revisar la parte final del texto:

ANTONIO es venerado por los astros
ANTONIO es más bello que los colosos de Memnón en Tebas
ANTONIO es siete veces más grande que el Coloso de Rodas
ANTONIO ocupa toda la historia del mundo
ANTONIO sobrepasa en majestad el espectáculo grandioso del
mar enfurecido
ANTONIO es toda la Dinastía de los Ptolomeos
México crece alrededor de ANTONIO

(Obra Poética 1, p. 74)

Antonio constituye en este fragmento de Moro el todo, se vuelve poderoso, y revelador de un mundo nuevo. En estos versos se observa el erotismo representado por el elemento fálico que es puesto en evidencia al ser comparado con elementos de tamaño monumental como los colosos de Memnón en Tebas y el de Rodas. Este es un artificio. Además, son los astros los que giran alrededor de Antonio, y es él quien espera felizmente ser venerado en todo su apoteósica omnipresencia. Para el Yo, es sin duda perfecto, resume la historia del mundo y le da carácter de mar enfurecido, que con sus olas creadoras destruye en el momento menos pensado. Son aguas que consumen la esencia del Yo, las que se asemejan a plumas babilónicas acercándose a la cúspide, es todo este mar embravecido el que se acerca al cuerpo tembloroso del ser poético, para mostrarle todo su poder y relevancia. Estas aguas anuncian que su mundo está ya creado, aludiendo a lo erótico en el poema. Éste cargado de imágenes fuertes nos lleva al tan esperado final, en el que tras pasar por la dinastía de los Ptolomeos, proclama que es México el que crece alrededor de Antonio. Este espacio representa el mundo poético que gira como antes alrededor de Antonio. Su presencia lo seguirá inclusive en otros poemas en los que la nostalgia lo apabulla.
De lo dicho con anterioridad, podemos concluir del poema a Antonio lo siguiente:

1.- El uso de la palabra ANTONIO en mayúsculas se debe a un intento del autor por resaltar la importancia del mismo. Además, dada la repetición del nombre se puede percibir una suerte de orgasmo lingüístico en el poema, que se representa con una fuerza erótica avasalladora.
2.- El erotismo se encuentra en todo el poema dicho de forma metafórica en algunas partes y en forma de símiles en otras. Todo ello enriquece el poema.
3.- El conocimiento del autor sobre temas históricos y metafísicos ayudan a la excelsitud del poema.
4.- En el poema dedicado a Antonio se nota la omnipresencia de este que tras seguir destruyendo y reconstruyendo el mundo del Yo, sigue en definitiva dominando todo el panorama de sus versos.
5.- Es concluyente la presencia del tema de la homosexualidad en el poema, que lo dota de una fuerza mayor, de una sensibilidad incomparable y un entendimiento de la soledad, que se transforma en universal.

II.- Análisis de Cartas

Para analizar Cartas de César Moro, hemos seleccionado los pasajes que tienen mayor importancia desde nuestro punto de vista. Para entender Cartas debemos afirmar que se trata de prosa poética. Se observa que la sinceridad es uno de los elementos principales, la cortedad de las mismas ayuda a su entendimiento, y, finalmente, la locuacidad del poeta hacen de ellas un deleite en todo el recorrido de su lectura.

En la segunda carta (28 de febrero de 1939, medianoche) se observa cómo el deseo y el amor confluyen de manera casi alucinante, es el Yo que nos expresa lo siguiente:
“Megalomanía del amor. Qué delirio de grandeza puede igualarte. O deseo de su sola grandeza, de su solo deseo, de su solo brillo. En tu deseo todas las formas reprimidas, exaltadas, demenciales, absurdas se resuelven y se hacen (…tivas). Crece la realidad y por primera vez la muerte existe. Grandeza de saberte el más alto deber, la urgencia mayor, y sacrificarte a un deseo simplemente humano.” (Obra poética 1, p.75).

La pasión y el deseo juegan un rol muy importante en el texto de Moro, ya que se engrandece a Antonio, inclusive en el acto mismo del amor éste no baja a la categoría de ser humano, prefiere siempre verlo endiosado. Se podría decir que Cartas tiene un destinatario y de allí el hecho de ser tan intimista y confesional.

Esta poesía preñada de pasión y amor es la que alumbra en los versos de Moro. Él nos muestra de la manera más sencilla e íntima lo que significa la ausencia del ser amado, el incierto esperar de ese cuerpo deseado. Se trata de una poesía que va creciendo a golpes sonoros en cada uno de sus versos; va avanzando en medio de la estructura del texto, de la misma manera como el amante avanza por el cuerpo del ser amado, sin miramientos, con la pasión primigenia que desafía el tiempo y el espacio. Es así que el nombre de Antonio se convierte en una suerte de palabra universal orgásmica, ya que recorre la estructura del poema con mucha premura, para alcanzar, al final, el orgasmo. En todo su camino va siempre en demasía, mostrándose en su forma más primigenia posible. Nos conduce César Moro de la mano a través de este amor tan arrebatador que implica no solamente la entrega, sino también la complicidad de dos seres que se apartan del mundo por un momento, para unirse en un universo privado creado para tal ocasión.
En otro fragmento del texto en análisis se dice:
“Soy el santo de los santos. El receptáculo de tu amor. Gracias a ti, de este fuego que ha quemado toda impureza “. (Obra Poética 1: p.75)


De estas líneas se puede ver claramente que el amor para Moro es un sentimiento puro. Se trata de un amor inmerso en la soledad que nos enseña las mil maneras de amar, un poco desde las puertas cerradas de una habitación donde la poesía es el fruto de ese amor prohibido. Es desde este punto de vista que debemos analizar siempre la poesía de Moro, sólo entendiendo su sensibilidad podremos compenetrarnos con ella y dar a conocer su trascendencia después. Al final de la segunda carta se afirma lo siguiente:
“¿Quién puede asegurarme una eternidad sin amarte? Pero, ¿quién puede consolarme del trance de la muerte y darme la certeza, la única que pido, de amarte exactamente a través de todas las transformaciones post mortem? Si puedo amar así, mi eternidad sería segura. ¿Tal eternidad dura sólo una vida?” (Obra Poética 1: pp. 75-76)

De lo anterior se puede deducir que el Yo poético desea amar a Antonio más allá de la muerte. Además, a modo de interrogación expresa que la eternidad dura sólo una vida, con lo cual se concluye que ese amor lo puede llevar más allá de esta vida, un lugar a un lugar donde al fin podrá poseer ese amor en todos sus matices.

En la cuarta carta (25 de julio de 1939) nos concentramos en la siguiente parte:

“Nada puede hacerme sufrir más que el espectáculo del amor. Yo solo, frente al mundo, en el mundo intermedio de la nostalgia fúnebre, de las aguas maternas, del gran claustro, del paraíso perdido; frente a ti y lejos, tan lejos que ya nada puede salvarme, ni la muerte”. (Obra poética 1: p. 77)

Es el amor el que hace sufrir siempre al Yo lírico, pues todo es tomado siempre con exageración. Afirma que se siente solo frente al mundo, espacio en el que no puede expresar lo que siente, privado del ser amado, inmerso en una nostalgia fúnebre. Este mundo aludido lo absorbe por completo, quiere destruirlo, no lo entiende y está hecho de reglas que él sencillamente no está dispuesto a seguir. Es ese paraíso perdido. la muerte que lo acompaña cuando se siente desprotegido y se le hace más familiar con el transcurrir de los días. Es decir, soledad y muerte conviven a su lado en el tiempo.
En la parte final de la cuarta carta, se expresa:

“Gran vendaval, dispérsame en la lluvia y en la ausencia celeste, dispérsame en el huracán de celajes que arremolina tu paso de centellas por la avenida de los dioses donde termina la Vía Láctea que nace de tu pene”. (Obra Poética 1: p. 80)

Esta sección conduce al lector por los caminos de ese amor prohibido que, en realidad, no lo es desde el punto de vista del Yo lírico. Es más bien algo natural, representando en este caso como el “receptáculo” de ese amor. De esa manera es como se entiende el contenido de estas cartas. Es claro que a través de la imagen de la lluvia o, mejor aún, de esa Vía Láctea que se da la representación fálica de Antonio, en la que se crean las cosas. Ya lo dijimos antes, es un espacio donde confluye el amor entendido como la creación de la palabra, que se vuelve arrolladora dentro del texto del poeta.
De la lectura de Cartas se puede concluir lo siguiente:

1.- La voz poética está sumida en la soledad, el desamparo, así como el desarraigo de una sociedad que no logra comprenderlo.
2.- El erotismo y el deseo expresado convierte al poema en amoroso y por extensión en universal. Se podría afirmar que el poema se convierte también en emblema del amor homosexual, si se trata de diferenciarlo de los otros.
3.- Cuando recorremos estos poemas en prosa podemos ver claramente la presencia de dramatismo existencial en la voz poética, en un intento por confesar su interioridad sentimental.
4.- Es muy importante el verso que dice: “el receptáculo de tu amor”, que aparece en la segunda carta, ya que representa a la creación en su totalidad estética y metafísica, es el Yo quien recibe todo el amor de Antonio.
5.- La salvación es ansiada en la cuarta carta en la cual el Yo lírico expresa que quiere encontrar un refugio merecido. Acá se nota la presencia de la soledad que angustia en todo momento a este Yo poético.
Para terminar, de la lectura detenida de las Cartas y el poema inicial dedicado a Antonio, se resume que hay un intento por representar una suerte de orgasmo que nos lleva ya no de la mano, sino más bien de los cabellos por un mundo hasta antes desconocido, un mundo plagado de imágenes fuertes que nos hacen comprender la importancia que jugó en la poesía del autor, la presencia de Antonio en su vida. Se muestran estas cartas a modo de sollozo, que nos conduce por los sentimientos más puros que pudo haber expresado el autor, que en su sinceridad nos lleva a pensar que este amor prohibido logra convertirse en universal al haber sido nombrado con la sencillez y la insensatez del amor prodigioso, que se expresa sin miramientos, con la manera que solamente sabe hacerlo César Moro, y con aquella nostalgia de saber cómo y cuándo se dio este amor, que como ráfaga prefecta apuntó con fuerza los pensamientos del autor de tal forma que convirtió a su poesía en universal. Cierto es que esta intimidad poética nos ha permitido entender un poco más los códigos del poeta que se expresa como si fuera un látigo que nos azota con cada una de sus palabras perfectas. Es maravilloso ver como el poeta se aferra de manera tan profunda al amor que para él significa Antonio. Se podría afirmar que Antonio se ha transformado en la representación del amor, de este amor especial, de este amor que no puede ser llamado solamente amor homosexual, ya que el amor es único y no tiene tendencias sexuales, son los autores la que los tienen. Pero, si para entender esta representación del amor debemos hablar de homosexualidad, podemos afirmar que esta poesía hecha por un homosexual es muy impresionante por cuanto ha creado todo un universo digno de representar ese amor innombrable.
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