miércoles, 16 de diciembre de 2009

Diario de una pajarera (Sobre Zaña)

Chiclón en maizal de Zaña (Ave típica de la zona)


Algarrobo en Zaña (Amenazado por la agricultura de la zona)





Brando Briones y TAD




César Burga Colchado junto al río en Zaña


Primer día

Chiclayo con su bullicio nos hace huir de él antes de lo esperado, demasiado comercio, taxis y gente no hace propicio el turismo ni ninguina investigación. A Zaña!

Segundo día

Una placida y dormida placita acompaña nuestra llegada a Zaña, las iglesias camino a la campiña derruidas por la lluvia nos muestra lo frágil que somos los seres humanos, los gallinazos son bastante fornidos, ellos reposan en la parte alta de los viejos campanarios, algunos otros pájaros me muestran sus alas y unos sonidos que grabo, pues ellos me recordarán más tarde lo maravilloso del lugar, azulejos, tordos, zoñas, un ave extraña de color naranja que se parece al huerequeque, observo todo tranquilamente, nadie puede extrañar Lima cuando se encuentra ante esta tranquilidad. Mi abuelo era de Chiclayo, vine a sacar su partida, pero Chiclayo está muy diferente, agresivo, turbado, así que me escape a ver la naturaleza, un lugar cerca de las estrellas, donde suenan las hojas, donde vuela la ceniza, donde cruzan los toros el camino arreando una carreta. Zaña es un lugar maravilloso, dulce, brillante, de gente calida. Los dulces me están hechizando, el calor me pone a dormir, los pájaros me adormecen, el calor de la noche indescriptible, el aire entra por la ventana, las campanas por mis oídos, la garganta se me aclara, se me agotan los brazos, el sopor me consume, la comida me serena, la tranquilidad me sosiega y ya nada existe cuando la provincia nos acompaña en nuestros caminos.
Dejarse vencer en la cama, el viento, los niños jugando afuera, las ancianas en la iglesia, el olor del mango dulce sobre la mesa, sin televisión ni malas noticias, la lengua se me aclara, los lugareños duermen, yo disfruto la noche entre olores y los silbidos multicolores de las aves.

Tercer día

Camino a la Otra Banda, el paisaje camina con uno, los pájaros adornan los bordes que se van dibujando, las bicicletas y las motos son los únicos mosquitos, el ají se cosecha, apilan los sacos uno sobre otro, el atardece combina a la perfección con los ajíes secos. La gente se saluda una a la otra, las manos vuelan en el aire saludando. El río claro, con aquella arena serena se ve mecida por mi ruidosa persona, que se balancea en el puente echo de palos, lo mueve el viento, lo mueve sin medir mis miedos, ¡Qué rico lo mueve! Quisiera volver allá, pero no me arriesgaré a sentir otrea vez aquella altura. Me gusta la compañía, Carmen, Sonia, Milagros, todas muy hermosas se mueven entre la tierra. Cada una tan diferente, de cada una aprendo algo. Los camiones que aparecen de vez en cuando hacen mucho ruido, pero ni los mosquitos me distrairían de ver a las garzas, gaviotas, tordos, chiscos, chilalas, putillas. Todas unidas en un gran grito. Las palmeras, las 18 palmeras se mecen misteriosamente dice Sonia, el calor agobia, pero qué importa cuando se está con amigas.

Cuarto día

Por la mañana nos vimos con Brando Briones, conversamos un poco, luego las fotos consabidas, más tarde hicimos el descubrimiento de Cayaltí. Al pasar de los años y al abandono de sus antiguos dueños la ciudad se ha vuelto una bomba de tiempo de prostitución y drogas según nos dijo Briones, es una ciudad abandonada por el tiempo. La verdad es una gracia del cielo que se haya independizado de Zaña, que se caracteriza por su gente alegre, educada y honesta.

Quinto día

Una mañana calurosa observando maravillada las ruinas de las iglesias de Zaña, toda una experiencia. Pero jamás me han gustado las ciudades y el río me llama con sus aguas cargadas de peces y cantos de aves que se dispersan entre las ramas. César el guía nos explica uno a uno los cantos de las diferentes aves. Con entusiasmo poético nos hace escuchar el canto de los ruiseñores, son maravillosos, nunca había escuchado alguno. El mediodía nos agobia bajo el arenal y los algarrobos, un poema o dos suelta al vuelo nuestro amigo César más entusiasta que antes, a mí me parece que todos los Zañeros tienen algo de poetas, provoca quedarse acá a vivir, nada cuesta soñar, pero volvamos al río, MC logra tomar fotos de un martín pescador y de una garza escurridiza. Yo en el arenal gozo de los mosquitos, la vista, el rumor del río y la conversación amena de César.

Sexto día

Ya en Capote, para hacer algunas investigaciones, el arenal cubre mi boca, el calor me agobia, apenas tengo ganas de tomar fotos, verdaderamente hay que ser un Cimarrón para vivir en este paraje. Pero la recompensa es pronta...un reservorio lleno de garzas, gavilanes, gallinetas, chorlos y gaviotas llenan de silbidos todo alrededor de Capote.

Séptimo día

Las carretas de algarrobo se quiebran en las manos de Brando, las astillas las lleva a su boca, luego las escupe. Los checos al frentre nos observan absortos. Milagros y yo sentadas en la carreta, casi de rodillas, Sonia, sobre el palo de la carreta, conversa casi sin tomar aliento, el calor parece darle cuerda, ella es muy entretenida, jovial y con sus ojos almendrados, su cabello negro mecido entre las guabas, nos dice una y mil cosas; mientras Carmen hace repique de todo lo que hablamos.
Milagros habla siempre muy fuerte, parece un checo, Sonia una marimba, de esas de Ecuador, Carmen una tumba muy fuerte y yo claro soy la conga que se deleita entre tanto comadreo. Temprano nos dicen han sembrado con Chalena Vásquez y Brando Briones unas semillas de checo, Don Santos estuvo ayudando en eso. Él siempre atento a los quehaceres del museo, parece una maraca zumbando en todos los rincones polvorientos. Su amabilidad lo precede.
Fotos repartidas en todo el museo nos cuentan sobre los afroperuanos. Milagros observa todo como una niña, yo me he concentrado en los instrumentos musicales. Observando todo el tiempo a las personas para concentrar ideas en sus ademanes, sonrisas y manías. Así se les podrá incluir más tarde en un poema.
En el patio de las carretas las cadenas y los cepos oscurecidos por el tiempo nos muestran el pasado, una parrita cerca de donde siembran los checos, es el lugar preferido de Sonia, que intenta atrapar algunas uvas verdes, sin lograrlo. Todos enmudecemos a veces por el calor, pero como la compañía es buena, disfrutamos de la vista de la parra, las caiguas, las flores y los checos que nos acompañan con su presencia ancestral.

Nota: La motivación que nos trae a Milagros Carazas y la que escribe es la de conocer a la población afroperuana, por medio del testimonio. Este esbozo, es la apreciación del segundo en día de trabajo, ya que el primero fue en Chiclayo, que sirvió solamente de parada para trasladarse a Zaña y siguientes pueblos. Cada día iré escribiendo sobre lo que transcurre en este viaje tan misterioso y bello, cómo es conocer mejor los colores de mi país. Colores medidos por pájaros serpentinos. La flora y la fauna son propias de la zona, así mismo se avistaron otras aves para el presente estudio que apareceran próximamente.

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